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Dan Zapata, de veintinueve años de edad, supo que quería ser ingeniero desde que estaba en segundo grado. Todo empezó con un proyecto de amigos por correspondencia en su escuela que lo conectó con un ingeniero eléctrico que diseñaba placas de circuitos impresos.
Esa experiencia lo llevó a obtener una licenciatura en ingeniería eléctrica de la Universidad de Florida Central, seguida de un trabajo en una empresa de Lake Mary, Florida, diseñando y preparando sistemas de control y protección para subestaciones eléctricas.
Trabajar para el programa espacial de la nación no estaba en su radar hasta que vio una oferta de empleo con Jacobs, una empresa contratista del Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida. Durante su entrevista, se enteró de que el puesto vacante era para un ingeniero para los transportadores oruga, los cuales son unas enormes plataformas con rodillos de tracción que transportan cohetes desde el Edificio de ensamblaje de vehículos hasta la plataforma de lanzamiento.
“No sabía nada sobre los transportadores oruga o el programa espacial. El primer día de trabajo, vi el depósito de estos vehículos por primera vez, donde había dos enormes piezas de maquinaria. Nunca había visto algo así en toda mi vida. Parecían tanques gigantes. Recuerdo que me quedé impresionado durante meses”, dijo Zapata sobre su encuentro inicial con estas máquinas de la NASA que pesan unas 2.700 toneladas métricas (seis millones de libras).
Eso fue a mediados de 2017.
Hoy en día, Zapata es uno de los siete conductores de transportadores oruga certificados del centro Kennedy. Obtener la certificación le tomó más de dos años de entrenamiento en el trabajo.
“La primera vez que conduje fue muy estresante”, dijo Zapata. “Me recordó la primera vez que monté una motocicleta: una combinación de miedo y emoción. Estaba en una recta gigante, yendo a 0,8 kilómetros (media milla) por hora, pero debido a que era un transportador oruga gigante, se sentía igual que ir a 130 o 150 kilómetros (80 o 90 millas) por hora en un auto deportivo. Mi principal objetivo era mantenerlo avanzando en línea recta. Suena simple, pero hay que estar alerta. Me alegré de haberlo mantenido recto por la vía de los transportadores de oruga”.
Actualmente, Zapata es un miembro experimentado del equipo de transportadores que llevará al cohete del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS, por sus siglas en inglés) de la NASA en un viaje de ocho horas y 6,4 kilómetros (cuatro millas) al Complejo de Lanzamiento 39B para el lanzamiento de Artemis I, un primer paso histórico hacia el regreso a la Luna. El equipo utilizará el transportador oruga 2, que ha sido modificado y mejorado para transportar más de 8.000 toneladas (18 millones de libras) de peso.
Zapata, cuyos padres se mudaron a Estados Unidos desde Puerto Rico, sabe que su familia estará orgullosa de ver el lanzamiento de Artemis I. Él compartirá ese sentimiento.
“Desde un punto de vista histórico, esta es la próxima gran misión del transportador, que ha servido al programa espacial desde el Apolo”, dijo Zapata. “El ser parte de eso me hará sentir honrado, privilegiado y un poco nervioso. Pero al final del día, estamos allí para hacer nuestro trabajo: llevar el SLS a su posición de lanzamiento. Para nosotros será un asunto estrictamente profesional llevar ese cohete a donde debe ir”.
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Crédito de imagen: NASA