Read this in English here
Por Antonia Jaramillo
Centro Espacial Kennedy de la NASA
Cuando Lili Villarreal tenía siete años, su familia fue al Complejo de Visitantes del Centro Espacial Kennedy en Florida. A partir de ese momento, Villarreal quedó cautivada por la exploración espacial. Villareal fue nombrada recientemente directora de aterrizaje y recuperación de la misión Artemis II de la NASA en el programa de Sistemas terrestres de exploración de la agencia en el Centro Espacial Kennedy, y es responsable de los esfuerzos para recuperar a los astronautas de la nave espacial Orion después de su amerizaje en el océano Pacífico tras su futura misión de 10 días alrededor de la Luna.
“No sabía qué era el espacio hasta que llegué al centro de visitantes, y miramos todos los cohetes de la exhibición, vimos un traje espacial que viajó a la Luna… y no podía creer que nosotros, los seres humanos, habíamos logrado eso”, dijo Villarreal. “Y dije: ‘Eso es, eso es lo que quiero hacer.’”
Originaria de Cartagena, Colombia, Villareal y su familia se mudaron a Miami, Florida, cuando ella tenía 10 años. Como quería trabajar en el programa espacial, Villarreal obtuvo una licenciatura en ciencias y una maestría en ingeniería aeroespacial del Instituto de Tecnología de Georgia. Después de graduarse, entró a trabajar para Boeing en Seattle, en aviones comerciales, antes de mudarse al sur para incorporarse a la NASA como contratista de Boeing.
Villarreal, quien vive con su esposo y su hijo en Melbourne, Florida, ingresó en la NASA en 2007. Antes de convertirse en directora de aterrizaje y recuperación, Villareal se desempeñó como subdirectora de flujo de la misión Artemis I, siendo responsable de la integración, el ensamblaje y las pruebas del cohete Sistema de Lanzamiento Espacial y la nave Orion dentro del Edificio de Ensamblaje de Vehículos del centro Kennedy antes de que los ingenieros los llevaran a la plataforma de lanzamiento.
“Cuando me pidieron que hiciera el trabajo [de directora de aterrizaje y recuperación], lo pensé mucho. Tenía muchos deseos de hacerlo porque es una labor emocionante y gratificante, pero también conlleva una gran responsabilidad. Como directora de recuperación, no solo eres responsable de la seguridad de la tripulación, sino que también estás a cargo de la seguridad de todos los que ayudan a recuperar a la tripulación”, dijo Villarreal.
Durante su carrera en la NASA, Villareal también trabajó en la División de Operaciones del programa de la Estación Espacial Internacional.
“No crecí con [el programa] Apolo, pero cuando comencé a trabajar aquí, tuve la oportunidad de conocer a personas que estuvieron en esas misiones, y se podía sentir lo orgullosos que estaban de haber sido parte de algo tan asombroso para la humanidad”, dijo Villarreal. “Trabajé en el programa de la estación espacial durante más de 15 años. Estaba lista para venir y dedicarme a Artemis porque quería ser parte del equipo que estaba llevando nuevamente a la humanidad a la Luna y, más adelante, a Marte. Y pensé que si podía ser parte de eso de alguna manera, quería hacerlo.”
Si bien los equipos con los Sistemas terrestres de exploración y el Departamento de Defensa recuperaron con éxito la nave Orion luego del amerizaje de Artemis I, a bordo de esta prueba de vuelo sin tripulación no había astronautas para permitir que los ingenieros comprendieran el sistema del cohete y la nave espacial antes de llevar tripulantes a la Luna.
Desde ahora hasta Artemis II, el personal ensayará todos los pasos y procedimientos para asegurarse de que estén listos para los vuelos tripulados. Esto implica realizar varias pruebas de recuperación, actualmente en curso, en las que los equipos de la NASA y la Marina de Estados Unidos practicarán la recuperación de astronautas con una versión representativa de Orion en el mar para llevarlos —a los astronautas y a Orion— de regreso al barco. Los equipos también realizarán pruebas en el centro Kennedy.
“Ese es mi trabajo: entrenar a los diferentes equipos para poder recuperar a la tripulación”, dijo Villarreal. “Tenemos que recuperar a la tripulación en el océano abierto durante las dos horas posteriores al amerizaje antes de llevar la cápsula al interior del pozo de cubierta.”